Chao mi Panelita :(

Panela y yo de Chiquitos
Panela y yo de Chiquitos

Cuando yo era niño y tenía 12 años mi papá me trajo una de las noticias más emocionantes de mi vida. La Guayabita había parido una pequeña potrita alazán con una mancha blanca en frente. Yo simplemente no podía más de la felicidad por fín tendría un caballo para mi y con el que sentía identificado, al fin de cuenta los 2 eramos niños.

Fuimos a Guachalá el fin de semana y yo no podía despegarme de la Guayabita y esta potrita. Trate de acercarme a ella, pero no se deja era muy tímida, pero a la vez curiosa. Recuerdo haber buscado por todos lo medios: parado, gateando, sentado y esperando que ella se acerque. Poco a poco se dejo acercar, al principio muy tímida y con el tiempo me gané su confianza.

Llegó un día que con mi papá decidimos hacerle probar panela (azucar negra en bloque). Fue la golosina que más le gustó. Le gusto tanto que la pequeña potrita se llamó por siempre Panela.

En ese entonces yo viajaba todos los fines de semana con a Guachalá y siempre iba a los potreros a ver con la Panela. Recuerdo que los 2 jugábamos como grandes amigos. Yo corría por un lado y ella corría a lado mío como si estuviéramos haciendo carreras. Obviamente ella siempre ganaba 🙂 Aveces se olvidaba que yo era un niño y ella una potra, los juegos se ponían un poco miedosos cuando se paraba en 2 patas al frente mío. Pero nunca pasó nada malo y siempre nos llevamos bien.

Muchas veces cuando yo iba al potrero a visitar a mi Panelita ella estaba dormida Me gustaba mucho poner cabeza sobre su barriga y dormir una siesta.

Un día cuando la Panela era muy joven, se murió la Guayabita y mi potrita se quedó huérfana. La Panela se hizo muy independiente de los otros caballos y aprendió uno de sus defectos (o quizas cualidad) más representativo de su vida. Escaparse de los potreros, para buscar mejor comida y libertad.

Panela y yo algunos años después
Panela y yo algunos años después

Cerca donde estuviera la Panela, cerca de donde se escapaba. Era la más chiquita de todos los caballos, pero se escapaba saltando las cercas. Yo esperaba que ella crezca para montar en ella y aprender a saltar.

Pasó el tiempo y la Panela y yo crecimos. Fue adiestrada por un amigo mío de Cangahua. Después de este adiestramiento, la Panela era un caballo extremadamente nervioso que le encantaba galopar tan rápido como pudiera y no tenía miedo a ningún obstaculos. A mis 15 años de edad no podía ser mejor.

Por ese entonces cuando la Panela fue adiestrada empezaron los Galopes Camperos en Guachalá y por fin tuve un caballo con el que podía participar. En realidad no fue tan simple, y como yo no sabía saltar mi papá contrató a alguien para que nos enseñe a mi y a la Panala a saltar juntos. Y fue hermoso, aprendimos a saltar y competimos en los Galopes Camperos. Fue un sueño hecho realidad que yo tenía de la época en la que corríamos juntos en los potreros.

Las orejas de mi Panela
Las orejas de mi Panela

Oh Panela, cuantas aventuras tuvimos juntos fuimos a las Pucaras innumerables ocasiones. Nos caímos juntos, me caí de tu lomo nos peleamos y nos hicimos de a buenas. Maduramos juntos y dejamos de ser “niños”. Tu te convertiste en madre y tuviste tus potritos. Compartimos tantas experiencias y aprendimos tanto juntos.

Gracias a ti aprendí que un caballo entiende mejor con cariño y paciencia que a la fuerza. Muchas veces quise obligarte a hacer cosas con espuelas y a ti no te gustaba. Por suerte nunca me llegaste a votar en nuestras peleas, aunque tal vez debiste. Una vez que te deje de montar con espuelas se terminaron las peleas y empezamos a vivir una gran etapa entre caballo y ginete.

Con Toros de Lidia en el páramo
Con Toros de Lidia en el páramo

Ya no eras la yegua loca que corría tan rápido como podía y que había estar luchando para que camines despacio. Yo tampoco era el adolescente de 15 años que quería ir tan rápido como un caballo pueda correr.

Fue una linda relación de amistad que normalmente solo tenías conmigo. A mucha gente le botaste, te desbocaste, no les hacías caso. Pero conmigo era diferente, siempre fuimos amigos. Recuerdo que cuando te ponían la montura y yo llega listo para irnos a pasear gritando Panela. Tu regresabas a ver con cara emocionada y relinchabas :).Cuando estabas en el potrero y gritaba Panela también me relinchabas, aunque la mayoría de las veces porque esperabas que te lleve un pedazo (o muchos) de Panela.

Te fuiste mi Yegua linda y en estos últimos años de tu vida no pude estar cerca tuyo. Mi vida cambió y ya no supe buscar el tiempo para disfrutar de nuestra amistad. Creo que fui un amigo ingrato en estos últimos años y espero me sepas perdonar. Dejas unos lindos potros a los que les daré todo el amor posible y quisas, lo más importante. Enseñaré a mis hijas a quererlos para que ellas algún día puedan disfrutar de la amistad con un caballo como lo hicimos nosotros.

Mi Panelita, fuiste parte importante de mi vida y siempre te recordaré como esa potrita con la que jugaba cuando eramos niños. La yegua con la que tuve mil y una aventuras.

En el Pambamarca con la Panela y la Laica
En el Pambamarca con la Panela y la Laica

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Publicado por

Rafael Bonifaz

#SoftwareLibre #criptografía y #privacidad

14 comentarios en «Chao mi Panelita :(»

  1. lagrimas en los ojos para una tarde de lunes, me dejaste, compañero Rafael. Triste semana augura, acompañémonos en el camino por venir, que nos aliente tu Panelita desde where-ever-she-is

  2. Primo que cada vez que leo tu relato lloro tanto.
    te quiero mucho pri y espero que ya no estés triste y como dijo tu pa… » todos los animales se mueren» o algo así, no sonaba tan duro….
    un beso gigante

  3. Hey cumpa, que hermoso relato, lagrimal como pocos, vuele por la red un fuerte abrazo. Ya lo creo que es un muy linda forma de recordar la amistad forjada con un amimal, que desde esa amistad deja un poc de serlo, el acompañar a tus hijas en esa aventura. abrazo
    Vlad

  4. Compadre, pudiste con tu texto trasmitir claramente lo especial de la relación con tu compañera de cuatro patas. Sientete privilegiado, pocos son los que pueden contar que pudieron crear ese nexo especial con sus mascotas (no sé si una yegua es una mascota, jeje). En tu memoria quedarán los recuerdos de esta amistad, como dicen, nadie te quita lo vivido.

    Saludos,

    Reynaldo

  5. Es increible los sentimientos que nos afloran cuando queremos a nuestros animales.. lamento la perdida de panela.. muy interesante reflexion.. saludos desde Venezuela..

  6. Realmente no es facil trasmitir la pena, pero por sobretodo el reconocimiento cuando dices que fuiste ingrato con Panela. Tu relato me encanto y yo en lo personal nunca fui capaz de reconocer la pena de la muerte de mi caballo «Melon» que por lo demas fue una linda amistad desde niños.

    Lamento tu perdida y es increible lo que podemos llegar a realizar los seres humanos con otros seres, algo tan increible como por que no el amor a su mascota o eneste caso particular a una amiga.

  7. Ayyyy q. Bonita historia!!! Q suerte la tuya,
    no cualquiera logra una historia de aventura y carnio con
    un animalito tan hermoso como lo son los caballos.
    Seguramente panelita no te guarda rencor son tan nobles los animalitos
    Que hasta el ultimo momento siempre recordo los mejores
    Recuerdos y mas xq lograste ponerte en su lugar, al entender q
    Q con amor se logra mas q con maltratos.

    SALUDOS

  8. Que hermosa experiencia, cuando jóvenes siempre tenemos alguna mascota, con la que compartimos imborrables momentos. Ahora las actividades nos roban el tiempo y nos torna ingratos en muchos aspectos; esto y mucho más nos dan nuestros padres y familiares de los cuales aprendimos algo, que bueno sería si ahora les regalamos un poco de tiempo y cariño.

    Saludos.

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