Yo tenía entre 2 y 3 años. Estaba montando a caballo con mi mamá en el Zuleteño con un grupo de gente.Empezamos a galopar y mi mamá soltó las riendas del caballo que quedaron en mis manos. En ese momentó a todo galope yo me sentí el rey del mundo en la capacidad de controlar un animal tan grande como un caballo.
Simplemente un momento maravilloso y una de las razones por las que amo tanto a los caballos.